Los bares funcionan igual que las relaciones. Cuando empiezas algo con alguien, no te enteras que tienes una hasta que no pasan unos cuantos meses. El flechazo lo tienes pero la cosa se tiene que ir afianzando. Lo que entra por los ojos tiene que conquistar a los otros sentidos. Y eso, o fluye o nada, porque trabajarse (un bar) no se trabaja.
Como diría el refranero universal de madre: “si no lo pruebas, no sabes si te gusta” y nosotros, otra cosa no, pero la casilla de pisar bares la tenemos repletita y con la fidelidad en vena. Lianas aparte, no abrimos nuevo chat hasta que no cerramos bien la puerta de ese bar. Y este nuevo bar huele a déjà vu donde empezamos a vivir cosas que ya pasaban en ese otro antro. Pero como ya tenemos 30, estamos ready para mirar a los ojitos a viejos ex(es).
[Tía, creo que es él. Luce igual. Viste de oscuro y le sigue gustando Jerk it out. Creo que ya no fuma, pero porque no puede. Le vi cruzar ese pasillo estrecho para ir a mear y a la vuelta, dejó su copa en la cosa esa pegada a la pared llena de pósters con la forma de los vasos. Tienes que venir porque allí se encontró con todos sus colegas. Un clásico, vaya].
Y así empezó todo. Que si conozco un sitio, que si vamos, que si los jueves, que si estos también están allí, que si los sábados, que si coño Los Parrots y acabamos saludando a toda la peñita porque “joder, conocéis a todo el mundo”.
Aunque nos suden hasta las pestañas en pleno invierno, es el nuevo meeting point. La nueva red social que likea cantantes, CMs de festivales, novias de y hasta exclusivas del cuore. Si en aquella relación te encontrabas con el triunvirato periodístico, ahora también bebe Periodismo. ¿Lo peor de este triunfito? que no nos aguanta hasta el cierre. Pecar de ser tan majo siempre tiene un pero.
No sé si me veo con treintayalguno yendo un domingo noche a despedirme de este garito como lo hice aquel julio de 2011 donde sí, también me encontré con coleguitas. No sé si me veo haciéndole una extremaunción dedicada, entre otras cosas, por aquel noviembre que me perdí el mini concierto de Mando Diao por ir a votar en unas elecciones. No sé si tendré una despedida tentada por llevarme a casa un cuadro enorme de Sir Turner. Pero sé que tendré el mismo vacío de las 6 de la mañana: ese ahora, ¿dónde vamos?
Cada vez que se cierra un bar, se cierra una temporada. Por nosotros, como si estamos toda la vida creando series. Este año se estrena una nueva. Si quieres, no.
Y una vez el bar, ya podemos empezar la serie.