Un verano le regalamos a una amiga el disco Anunciado en Televisión cuando ya estaba bastante rodado, la verdad. Era de las pocas que tenía carnet en aquellos años y lo ponía a todo trapo en el coche mientras gastábamos gasolina en dar voltios por ahí con las ventanillas bajadas. Todas escuchábamos a Alvarito (pa’ qué negarlo) pero recuerdo que sí pensé que ese álbum tenía fecha de caducidad. Pues mira, igual no. Hace días un colega me dijo que “lo nuevo de Carolina suena a Pignoise”. Estando en total desacuerdo, he de decir que ¿cómo coño no va a sonar a?
Venimos de donde venimos. Enchufando la minicadena desde Murcia, Galicia o desde los cds que los de la capital nos grababan de sus fiestas de Élite de El Día de la Fresa en formato Verbatin. Joder, no sé. Nuestra mochila está llena de estribillos poperillos que nos han hecho así a toda una quinta. Otra generación como tu madre, te diría: hija, ¿por qué dejaste a fulanito con lo majo que era? Pues porque aprendiste a entrenar el oído y ya no te servía cualquier cántico. Que nos las sabemos todas pero no somos un puto karaoke.
Pero no olvidemos que bebemos del pasado y somos hijos de aquel grupo de Facebook que decía algo así como “por qué me sé miles de canciones y soy incapaz de retener los apuntes”. Esclavizados en revivir la jugada constantemente renegamos del regueatón pero luego nos gusta ronear.
¿Melon Diesel? Pa’ dentro.
¿La Oreja? Ya abrimos ese melón.
¿Un concierto sorpresa de La Pegatina? Pues venga.
¿Cantaditas de bakalao? Temones.
¿María Jiménez? Los más andaluces.
¿Eminem? Sign For The Moment y en el cine.
¿Taburete para cerrar el Sono? Vamos ahí.
¿Una charanga? Hasta las 9 de la mañana.
Somos ese “lo que ereh ereh eh” que va a Eurovisión y que de repente una noche se ve cantando Serenade mientras la masa está en mute. En mi pueblo somos muy de bailar lo que nos echen y ese es el problema, que no nos echan. Somos la última uva que es capaz de alegrar el Paseo de los indiestristes. Como confiar en que alguien siempre llevará gel, siempre hay alguien.
Y ese alguien soy yo.