me retiro de la noche

No es lo mismo, es distinto. Esto es lo que diría Alejandro Sanz. Y lo que acabó diciendo servidora el pasado domingo tras dos días “saliendo” de día, si es que se puede llamar salir a la una del mediodía. Salí a cantar el “Decime qué se siente” a la grada y resulta que no había nadie por las calles de Madrid. Al tercer doble de cerveza, la vida ya me sabía a mucho. Y a las cinco de la tarde sólo se sentaban citas en los bares. Los domingos son las zapatillas de andar por casa y el rímel corrido. Arreglarse un domingo mejor lo dejamos para cuando vayamos a misa.

 Pero estamos en ese punto de que ya no merece la pena hablar de las dos Españas. Está muy manido el hablar de que del día to’ se aprovecha como si fuera un cerdo en plena época de matanza. Esto es como cuando las madres de mis amigas les ponían toque de queda en la adolescencia. Si ibas a follar, las ocho de la tarde era buena hora por mucho que te dijeran que a las doce en casa.

 Resulta que la cosa ahora va a más. Decís que lo dejáis. Que no podéis más. No sabemos si por vuestro estómago, el hígado, la novia o que os habéis convertido en vampiros invertidos. Porque no creo que sea el bolsillo. La cartera es lo último que se mira en estos casos. Que el adiós ya está aquí, que os retiráis de verdad. Pues mira, va a ser verdad que algunos hombres buenos se nos están yendo.

 Me retiro de la noche. Cuelgo las botas, la camiseta y hasta la forma de agarrar el cubata. Que ahora toca elegir los partidos. Como si fueras un Griezmann de la vida borrándote del partido de vuelta de los octavos de final contra la Juve. Disparas la metralla y confías en que te apoyemos y lo entendamos. Pues no, amigo. Al menos, aún no.

 No es lo mismo ser que estar
No es lo mismo estar que quedarse, ¡qué va!
Tampoco quedarse es igual que parar
No es lo mismo
Será que ni somos, ni estamos
Ni nos pensamos quedar.

 Que no es lo mismo. Que ya no va a ser lo mismo. Que hay que parar un poco. Vale. Que a lo mejor me lo merezco. Bueno. A veces. Y que te compro un retiro espiritual más que conocer a Fernando Torres, pues también. Pero al final yo soy como Los Strokes o Los Libertines. Cuando les da el mono vuelven a la carretera por mucho que nos hagan creer que lo han dejado para siempre. El ruedo, los bares, el barro…llámalo como quieras, pero ojalá no eches de menos volver. Porque decir “me retiro de la noche” es el nuevo “me caso”.

 Si ahora la noche no es para ti, no digas que te retiras de la noche que te parió por mucho que las resacas empiecen a ser como un parto. A no ser que quieras ser semilla y fruto de ese parto. Entonces ya estaríamos en otra liga y hoy no toca hablar de fútbol.