filomena nieva friends

Los de pueblo pequeño estamos acostumbrados a quedarnos sin luz sólo con que los vecinos se pongan a soplar. También a que rara vez, con las tormentas de verano, nos quedemos sin electricidad. Quizás ahora, en estos tiempos de fibra óptica hasta en el ruralismo más diminuto, ya no tanto. Pero, de tanto en cuanto, como si fuera un año bisiesto, la luz se apaga como si estuviéramos en otro siglo.

La llegada de Filomena me ha hecho acordarme de cosas que hacía bastante tiempo que no vivía. Gracias Filo por recordarme aquellos años en los que vivir aquí, en lo que llamáis la España olvidada, era esto mismo que estoy viendo esta semana de nieve y temporal. Tirar de despensa, de vecinos y familiares en el papel de surtidores de víveres y de despertarse pensando si mañana habrá vuelto el agua aunque sea para hacer el «lavado del gato».

Hace algunas semanas mi mente viajó a una Nochevieja que viví con seis o siete años. La luz se apagó (y no me refiero a la canción de Alejandro Sanz) sino a que nos quedamos en tinieblas un 31 de diciembre a las ocho de la tarde. Pensando mal y acertando, aquí nunca confías en que todo vuelva a ser normal hasta que no pasan unas cuantas horas. Y así ocurrió. La luz no volvió a las casas hasta bien entrada la madrugada. Esa noche cenamos huevos fritos con patatas. Sin uvas. Pero con varias velas encendidas. Porque en esos años las despensas y los cajones de las mesillas estaban repletos de velas. Las casas parecían una sacristía allá por 1996.

Filomena nos ha hecho sentirnos más guapos que nunca. Y no por los abrigos y botas après-ski divinos que habéis sacado del armario. Sino porque nos hemos preguntado eso de: “si soy un pibón, ¿por qué no ligo?” Es decir, si lo tengo/tenemos todo en la vida, ¿cómo unas decenas de centímetros de nieve pueden dejar aislados tanto a pueblerinos como a urbanitas?

Madrid ha dicho: I feel you y os hemos sentido cerca. Bueno, más bien al revés. Habéis aprendido que la palabra chupones existe y que las tuberías se congelan también en El Viso.

El capítulo de esta semana no ha sido como El del viaje de esquí fracasado de Friends, pero igual debería haber cenado huevos fritos con patatas esta Nochevieja. Mira que lo pensé.