Llámenlo Feedback cuando quieran decir…
 Un retorno que en el lenguaje vital no precisa de palabras. Un viaje que describe una retroalimentación de miradas y gestos canalizados a través de conexiones mentales. Ese regreso que bebe de sonrisas reflejas y silencios incómodos. Esa palpitación que late mientras intercambiáis palabras con atusamientos de pelo de por medio. Miradas que besan suelos. Apoyos que son saludos. Dos golpes en la espalda se convierten en roce y estrechar la mano durante un par de segundos en beso fugaz.
Más tarde, tu conciencia reverbera un “nos estamos mirando, ambos sabemos lo que hay y tenemos dos opciones: aguantar la mirada o agarrar el vaso y tragar esa percepción”. Y entonces, huyes con la mirada con ese virar de ojos hacia un lado que te caracteriza y que siempre lo hizo. A él le molesta y te insta a que hables, a que le digas la causa de tus sonrisas. Lo que no sabe, es que se producen por puro feeling.