Chicas Gilmore

All you have to do is call my name
And I’ll be there on the next train

Where you lead, I will follow
Anywhere that you tell me to
If you need, you need me to be with you
I will follow where you lead

Stars Hollow no se mira igual con doce años que con veintitrés. Así que, lo volvimos a hacer. No cerramos ese capítulo que empezó en el 2000 en un pueblo de Connecticut. Nos pilló con otra edad. Pero ahora, por culpa de ese novio llamado Netflix, nos bebimos siete temporadas de un sorbo. Y esto fue lo que nos enseñaron las Gilmore y que aprendimos años más tarde.

Los hombres que leen. Que leen mucho. Siempre con un libro en el bolsillo. Ahora bien, no puedes obligar a tu novio a leer o a que escuche a Radiohead. Recomendar sí, pero si obligas, adiós a la otra mitad. Que “eres carne de novia” y que los novios del pueblo caducan en la universidad. Que eres un Logan Huntzberger de la vida con cuello alto.

Las Bangles. Bananarama. Wolfmother. Telonear a Tokyo Police Club y Grizzly Bear. El poster de Rancid y de Barcelona. ‘Suffragette City’ e ir con Lane a escuchar lo nuevo de PJ Harvey y los Pixies. La actuación de The Shins en Spring Break y Franz Ferdinand en Yale. La camiseta de B-52’s. Las guitarras de Interpol y esa escena a lo ‘Across The Universe’. El debate de la comercialidad de Coldplay. Y ¿has oído hablar de Los Libertines?

El concepto ‘para dummies’. Las listas de pros y contras. Que el flequillo era una etapa (universitaria) que había que pasar y que un año más tarde acabarías recogiéndolo con una horquilla. Que había una Gigi antes de Hadid. El amor al knitting. La fiesta temática de 2002. Que “la vida es dura”, forastero de pueblo. Rory ya sabía en Yale que llevar una Reading is sexy de manga corta era petarlo y robarme la idea. Seth Cohen y Milo Ventimiglia. Las sudaderas de manga corta, las sombras metalizadas, las suelas Vans y las camisetas con choker. ¡Hola moda cíclica! No aprendimos lo que era un Birkin, eso ya lo sabíamos.

Nos advirtió de la crisis del Periodismo. La caída del papel (que mancha) del Periodismo. “Si quieren ser periodistas tienen que aprender a beber”. Una verdad como el piano del Toni 2. Menciones infinitas a Woodward y Bernstein y todos los hombres del presidente. Y “cuando Hillary sea presidenta”, pura patria americana visionaria.

Al final, las chicas se convirtieron en las petardas. La graduación en Yale se atragantó como despedida final. Quedaban cuatro estaciones más pero, ahora es cuando (me) toca decir la verdad. Todo empezó con esos cuatro últimos capítulos. Las dos palabras finales de Rory cayeron como una losa en mis veintiocho otoños y tuve que darle al play durante siete temporadas. Y así es como le dije a España que me había hecho Netflix.