Como si preguntas a quien sopla las velas: ¿qué deseo vas a pedir? ¿O quién ha ganado la Liga? ¿O por qué los distribuidores de bebidas marginan al ron en los festivales?
Señora, ¿qué está pasando?
Por mucho que Gran Hermano te enseñara el “yo lo digo todo a la cara”, hay momentos en los que es mejor cerrar la boca y dar otro sorbito a tu vaso sostenible. Porque acabas de demostrar que no vives en el planeta Tierra si preguntas quiénes son los que están tocando arriba del escenario. Quizás sea por tus dieciocho recién cumplidos, fiera. O tus dineros (mal) gastados por ver a Leiva. O por no tener un ‘Cumpleaños total’ rodeado de amigos y de toda una Comarca en fiestas. Ay…mientras que tú te marcas un Felises los 4 tras los quiero y no puedo con tu amigo, existe otra generación que curó más de un mal de amores sacando algo bueno de todo ese enredo. Es más, existe otra por delante que ya tuvo esas mismas pesadillas.
La post adolescencia también se pasa. Y la resaca a los casi. Y el qué dirán por tu layering de capas. “Tranquila, que allí la gente liga con forro polar”. Que por mucho que niegues leer poesía romántica, lo eres a la hora de cenar y de after a las 9 de la mañana. Y prefieres dormir con él que otear otros horizontes. Perdón por ser, a veces, una Lenore de la vida pero es que nos siguen faltando dos lechazos bien dados.
Ahora bien: recuerda que quien decía todo a la cara se llevaba el segundo premio en los realities. Yo me voy contigo, prima. O primos. Porque tengo mucho duende y estoy tritranquila con las dos jotas y con el Jota de Graná.