Sois un peligro tan humano…
No es noticia de portada que acostumbro a tener lagunas tras los posos que deja el alcohol en mi cerebro. La frase de arriba estaba escrita en mi teléfono con fecha de sábado. Ojalá fuera acompañada de la hora en la que la escribí. Buscarle sentido y sensibilidad carecería de precisamente eso. ¿Y para qué hacerlo? Yo no lo puedo desmentir y aquí sólo venimos a contar verdades. Suero de la verità + notas en el teléfono = La Biblia.
Y como parece que se ha quedado buen día para hablar de esos peligros tan humanos que pululan por ahí. Hoy hemos venido a hablar de ¡dichosos los ojos! Perdón, de los dichosos reencuentros.
Podemos echarle la culpa a la cobra de Bisbi a Chenoa o a Las Chicas Gilmore. El caso es que hemos pasado de hacer meeting points con ligues de verano en el pueblo a ser carne de quedaditas de aniversario. Diez años desde que dejamos el cole, cervezada con la pandilla de Miraflores de la Sierra o cuéntame cómo te ha ido y si ya has parido. Donde antes hubo grupos de whatsapp para transferencias de regalos de cumpleaños ahora hay grupos efímeros de compañeros de sudadas de Educación Física y de trapicheo de apuntes de Rosa Cal. Me vais a permitir, pero sólo os falta quedar con los artífices de Patata Brava. ¡Ojalá darles las gracias por tanto!
Ni el nuevo OT, ni otra vez a bailar con Fama, ni la escuela de Carmen Arranz. Vamos a asumir de una vez que los reencuentros son las nuevas cenas de Navidad. Todos sudamos de ir pero qué bien nos lo hemos pasado y ojalá pronto de nuevo. Somos pasotas por naturaleza y entusiastas en cada brindis y celebración. Eso es así.
En esas de otra copa, otra copa, otra copa más, quedé con mi núcleo de letrosos y cienzudos. No sé si será el gen comarcal de que todos bebamos ron-cola pero joder, tenemos la misma carita. Ya no somos delegados de clase ni existen las horas felices de Movistar. Pero podríamos haber escrito de memoria aquellos relatos mandados al Fútbol tiene Música. Eso sí, hay cosas que no cambian. Al final quedamos los de siempre, los borrachos y de corazón de rock&roll.
Cuando dejamos Bachillerato, nunca pensamos que pondríamos reclamaciones en Consumo y seríamos guettos de barrio al abandonar el pueblo. Pero en esas aguas os movéis. Yo de momento, hago rayas en el agua porque todo me parece asombroso e inaudito, y porque sigo al pie de la letra lo que nos decía uno de los mejores profesores que tuvimos en la etapa en la que todo se magnificaba. Haz en cada momento lo que tienes que hacer. Y así (me) va. Que ni un American Pie ni una peli de domingo por la tarde.
Si la familia es la que nos ha tocado, a los amigos no hay quién los elija. Están ahí por el azar del primer día de facultad o porque la de la inglés los sentó a tu lado para que dejaran de hablar tanto. Luego vinieron los amigos de amigos y oiga, qué bueno que vinieron.
Pero amigo, vete planteando una peregrinación a aquella losa de piedra gris inquebrantable y pregúntale si has hecho en cada momento lo que había que hacer. Y si no, siempre habrá un re(encuentro) para que me cuentes cómo te ha ido y si has conocido la FELICIPUAJ.
No olvides que existe un antes y un después de Al salir de Ciencias de la Información. Así que, ¡muchos éxitos!