Atleti Champions

Cada vez tengo más claro que la Champions es como atravesar la Friendzone. Cómo cuesta rozar la delgada línea que separa la verborrea del colegueo del ‘más que amigos’. Rozar que no tocar.  Jugando en el mismo campo, en un uno contra uno y qué difícil es mirar(la) solo de reojo. Y por eso, zas. Una buena hostia que vino a (des) tiempo. Maldita friendzone. Luego, con unas cañas se te pasa. Lo has olvidado como has olvidado la imagen de tu madre fumando en la cocina. Nunca del todo pero te haces mayor y una(s) copa(s) ya te borran las suficientes neuronas. Que un clavo saca otro clavo. O más bien, que el verano lo salva todo. Y ahora vienen nuevos tiempos, pero el futuro, pibe, está en el aire. Y se huele el miedo.

Pero recordemos que no fue solamente una Liga. Que nos lo curramos. Porque creímos sin haber visto desde la cuna. Que 2016 vislumbraba un bis de 2014. Pero al final, ná. O sí, porque si cada uno echa la vista atrás, tendrá más de un motivo para sonreír. Seguro.

Un día la Final te/nos va a pillar en pijama y con el moño a medio hacer. Pero como no somos unos posturitas y ya sabemos de qué pie cojea cada cual…lolo lolo lolo.

Si la vida nos dio una segunda oportunidad de ver a Los Libertines. Y los vimos. Habrá una tercera. Y la veremos. Tocando el cielo de Europa.