En una de esas tardes que te toca hacer de canguro, mi prima de nueve años a punto del aburrimiento cogió mi iPad y me dijo: “pon la de ‘Mira como vuelo’. Se me ocurrió preguntarle cómo coño conocía el que podría ser el one hit wonder de Miss Caffeína. Ella, mirándome como si yo de repente me hubiera hecho del Real Madrid, me dijo: “esa no. La de Pimp Flaco y Kinder Malo”. Mi cerebro sólo se imaginaba un Kinder bueno sin saber si esto se trataba de una broma, un featuring real o yo que sé qué.
Seguí flipando un buen rato con la cosa. Sus amigas y ella la escuchaban en el recreo. Me pregunté qué canciones debería estar escuchando a su edad y dejé pensar.
Ahora, si (me) habéis declarado fidelidad, esta historia ya la sabíais. Me he dado cuenta de que esto ya lo había dicho cuando ya llevaba dos párrafos, y como me niego a borrar después de escribir, este es un capítulo repe.
Esto pasó hace dos años y yo ayer estaba viendo el sold out de Cupido en Madrid, el grupo de Pimp Flaco o el niño de los petos. Sin meternos en el pogo, empecé a mover los brazos de arriba abajo agarrándome el final de las mangas ultra largas del jersey. Me puse los oros y un outfit -dicen por ahí- pensadísimo porque lo de ayer era para ir de chándal pa’ arriba.
Christina Rosenvinge, el hijo de Pablo Isla y amiguis con Converse de Comme des Garçons, parte de las Hinds y alguna que otra instagramer de turno. No son todos los que estábamos pero se ve que lo de ayer era un presagio de lo que está por venir: nuevos ritmos, nuevas drogas. Porque ya se sabe: al igual que nos ponemos planes familiares para frenar la farrita, no podemos negar que nos mola esta nueva cosa que suena bastante bien.
Y al loro, que no estamos tan mal. Nos pidieron el DNI en la puerta. Igual se esperaban a niñas de recreo…