pueblos

Hoy ceno donde mi abuela

¿Pasas a buscarme?

A menos cuarto en mi casa

¿Hace frío?

Quedamos en las taquillas

¿Qué te vas a poner?

Bajo en coche a tu casa

¿Vas muy arreglada?

Vamos a bajar a ver el fútbol

¿Me cojo chaquetilla?

¿Llevas tacones?

Esta noche salimos

¿Me dejas un bolso negro?

Si vas al estanco, cómprame tabaco

¿Sabe tu madre que fumas?

Acompáñame hasta la esquina

Y así una semana entera. Combinando Converse y tacones de infarto. Planes pandilleros y rouge de labios. A mesa puesta pero bajando al super a hacer la compra aduanera.

Pero, ¿sabes qué?

Aunque ahora anotes cuántos vinos llevas en tu kakebo, seguirás cerrando el domingo con la insurrección del alcohol.

Que el viernes santo siempre amanece con olor a chocolate y porras, pero claro, ahora preparamos desayunos informativos en bolsitas de Ladurée.

Tú seguirás escuchando el sonido de una cafetera mañanera aunque ahora gritemos eso de “qué vivan los novios”.

Que sólo aquí conseguimos ir a tientas pagando con un billete de cinco. Y a ti, sí a ti, te seguirán temblando las piernas por no haberte comido esa napolitana de chocolate.

El surrealismo ya te espera en sandalias y manga corta. Pasará a buscarte y luego te acompañará hasta la esquina. Un clásico.