Cómo conocí a vuestra madre

 

Poner fin a largas temporadas seriéfilas es el nuevo hacerse mayor. Van ya unas cuantas series largas a las que digo adiós. Y se acerca el final de la de Weiner. Madre mía. Y no es que no quiera echar el cierre a más, sino que quedan ya muy pocas de es(t)a etapa. La edad se mide en series. No hay más.

Otro cierre sin apertura a nuestra ‘Friends’. A nueve temporadas y a cinco años (yo me enganché tarde). Siempre fui más de series que de pelis, así lo dice mi perfil. Y el último capítulo de este quinteto me ha parecido brutal. De hecho, toda la temporada.  Condensada en tan sólo dos días. Y así vivimos. Pensando que “ojalá el tiempo pasase tan despacio como la cola virtual esperando para los Stones”.

Si alguien no se ha identificado con algún personaje, frase, canción, objeto o teoría de esta serie, me dirijo a ti: ¿quién eres? Ha sido el todo. Si nos pidieran explicar cómo conocimos alguien para nosotros vital, fijo que tendríamos una lista tan interminable de anécdotas como los asiduos al Maclaren’s.

La teoría de las aceitunas de la primera temporada. La del anzuelo. La cerveza como nexo. El “nada bueno ocurre más allá de las tres de la mañana”. El high five. El “Legen… wait for it… dary” que viene a ser nuestro repetir “Coachella” unas mil veces, las notas de voz, los morning selfies, las putivueltas y el amén del psss. Su “siempre estaremos ahí para los grandes momentos”, es nuestro “siempre volveremos para Nochevieja”.

Como él, eres incapaz de imaginarte (o no) a alguno de ellos con niños. “No sé cómo la gente es capaz de tener hijos (y educarlos)”, me dijo ella hace días. Y no tardando mucho veremos a ese amigo lejano empujando un carrito. Supongo que un día paras y te da por mirar el reloj biológico. Paso a paso la pareja ya no es cosa de dos, sino de familia. O como diría León Benavente: “ser más que pareja, ser brigada”. Ahora tu nombre figura en una invitación para tu primera boda y empiezas a hacer hucha cuadrando un dress code a la altura del bolsillo. O como ella, un culo inquieto recorriendo medio mundo intentando buscar la silla perfecta en la que acurrucar su delgada forma. O como ellos, cada uno de los suyos pero engendrados por el mismo núcleo.

Soñabas que él hiciera (o fuera) un Ted. Luego llegó Barney con su jura de fidelidad a Robin y ganó. Pero el círculo sólo debía cerrarse con el retorno a Ted, porque es muy tú y porque el final no podía ser otro. Si de verdad vas a terminar con alguien, acabarás haciéndolo.

Nosotros ya hemos asistido a algún momento de esos que llaman ser adulto. Dejamos de hacer fiestas en azoteas cubiertas para hacerlas en los bares, en los que fluctuamos cada año y a la espera de nuevos antros. Nos hemos tragado temporadas de aburrirnos hasta de nosotros mismos. Pero nunca abandonar. Eso no. Soy de quedarme siempre hasta el final. Con mejores o peores episodios, pero hasta el final.

¿Y tú?

Remember, remember.