kakebo

San Valentín, Navidad, su cumple, los tres meses y esa retahíla de regalos porque sí. He aquí la alineación de la microeconomía de parejas. Un novio cuesta dinero. Un medio novio, también. Pero, ¿sabes cómo monetizar una relación? Si no elegiste economía como optativa, empieza abrazar la cultura nipona y cómprate un kakebo. Te va a hacer falta en este llamado “año del amor”.

Recuerda cuando un niño nos dijo que los Reyes eran los padres. Y durante un tiempo fue verdad cuando compraban los regalos por ti para el/la de Bachillerato. Solo faltaba que ahora tus progenitores tuvieran que gastarse la paga extra en regalar “cosas” a tu noviecito. Tus quejas son íntimas del verbo apoquinar, pero ¿qué quieres? Sois carne de Corte Inglés y de cheques regalo. Unos abre fácil(es) como concepto. Repite conmigo, ka-ke-bo o aprende a regalar ocio o regalos emotivos de una vez. Otro día, si eso, ya hablamos de tu faceta handmade y tu malabarismo con las técnicas de scrap y tu momento craft. El amor ha hecho de ti un pinta y colorea del amor.

Al inicio del mes escribes el punto de partida (ingresos y gastos fijos), cuánto quieres ahorrar y las promesas del mes.

Vamos a ver, Zara is my boyfriend y mañana me llega un paquete (de rebajas). El próximo mes toca rímel y Loreak. Metas y promesas mes a mes. Yo los regalos los compro porque sí me apetecen, aunque me vengan de vuelta con promesas (que no valen nada) a puño y letra en un papel del bar rojo. Lo de la visita de cupido solo se acepta en el Flechazo. Y a veces, ni eso.