Eso es como la última canción de un disco. La que más te gusta. La que no aparece en el setlist de los conciertos. Sabes que no la van a cantar. Ni a tocar. Jamás. Que probablemente solo la escuchas tú en el salón. Pero el problema es que él también se la sabe.
Si tocan la última, nos vamos. De verdad.