las stories son el nuevo whatsapp

Los sms de los primeros 2000. Un toque. Los dos toques. Las horas felices de Movistar en la Selectividad. El Messenger de madrugada. Llamadas desde la cabina. Y qué viejos somos…

El caso es que en el año en el que aún vivimos con miedo a que se reporten los pantallazos de Instagram, vino el Dios digital Zuckerberg y nos iluminó con una nueva vía para el ligoteo. El don de palabra proviene ahora de las imágenes. Imágenes (a veces) feas, garabatos, fundidos a negro acompañados de una retahila de emojis. Pero ¿y qué? dan rienda suelta a la labia mediante un mini teclado.

Cuando el whatsapp empezaba a oler ya como una margarita y el “le escribo o no le escribo” ya era un patrón, aparecieron las historias de Instagram. Mensajear se estaba volviendo demasiado intrusivo y podría dejarte como loca del coño, así que venga subir y subir stories…y todos sabemos que una story es como el Atleti: siempre da pie a algo –incluso a meterte con él-.

El modus operandi es muy cómodo. Te permite hablar por privado sin (que parezca) buscarlo. Y hasta tiene el doble check en forma de visto. Aunque tiene un matiz que la vieja gloria whatsapp no tiene. Ese hilo de stories no se rompe. La cadena de mensajes no se puede borrar. Ay amiga cuando queramos dar carpetazo a sea lo que sea eso que puede o no ocurrir. En ese momento nos acordaremos del oldie whatsapp con el que recitábamos un “se acabó, he borrado su chat” como si su número de teléfono desapareciese a la vez también de la agenda.

Vale. Esto no es cierto. Pero en ¿algún momento te has planteado borrar esos mensajes que se almacenan teniendo como guía un avioncito de papel? No lo creo.

Dijimos que no somos millennials pero está visto que un poco sí. Mark, eres una máquina de crear historias. Veremos de qué.

Queridas stories, sois el nuevo whatsapp. Y puede que el nuevo Tinder. Eso dicen por ahí. Así cuando las pesadas me digan eso de: “hazte Tinder” responderé que ya tenemos las historias. Y si a día de hoy vive gente que no sabe subir una story, pues oye, no estamos tan mal.

No sé si vamos a crear la Historia Universal pero sí es cierto que el amor no es lo que piensas, ni pensábamos.