murcia warm up

A lo bueno uno se acostumbra rápido. Luego está la otra de que “uno no cambia, como mucho se acostumbra”. El gran David Trueba siempre tiene la razón en sus libros. Da igual que se llame SOS, Wam o Warm up. Por Murcia no pasan los años y yo sólo me he acostumbrado a pedir las copas con coca-cola zero.

Sabemos que antes, el cantante de TDCC era pelirrojo y que en el SOS de 2011 aún no éramos colegas. Que en Murcia no llovía, si acaso chispeaba. Que puede que haya sido el año que me lo he pasado más teta (aunque siempre digo lo mismo) a pesar de mi primer diluvio de festival. Y que esto tiene pinta de no ser el final del amor eterno porque es territorio sólo conquistado por unos pocos. Y esos somos nosotros.

No vamos intentar separar este imán que tenemos con este no sé qué. Si no somos capaces de pedir ‘la última y nos vamos’ no vamos a pedir perdón por no ser mejor que nadie. Tampoco voy a redimirme porque me gustara el concierto de Amaia ni por saberme una canción de Luis Miguel o el Super Disco Chino. Voy por el octavo año, me sé Pesetas y hasta canciones de la Mala Rodríguez. Así que de ser una persona sospechosa nos vamos olvidando.

Mala vida nos das, Murcia. Nos haces made for lovers presentándonos a Cupido a las ocho de la mañana y haciendo que creamos en el amor ciego. Absolutamente todo se demuestra bailando. Incluso eso. Ser las enciclopedias de la música pasa por haber cursado varios cursos de ‘cantaditas y bakalao’ por mucho que en el DNI ponga Madrid como lugar de nacimiento.

Al final siempre llegamos a la misma conclusión: nadie se lo pasa tan bien como nosotros. El año que viene lo volvemos a demostrar. Tenemos un trato.