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La vida era más fácil con una BlackBerry

Somos jóvenes. Eso siempre. Pero no hemos nacido en el 2000. Nuestra nota de corte hacía media con los ochenta y los noventa. No somos hijos del Milenio porque recordamos su entrada con cierto temor a un Big Bang en la plaza del pueblo de aquella Nochevieja, y con reverberaciones de las profecías de Paco Rabanne. Así que no, no somos Millennials. Quizás sólo un poquito. Somos muy 90’s y muy de los primeros 2000’s. Porque si todo bagaje se forja en la adolescencia y en la universidad, vamos sobrados de series y de bandas sonoras de culto.

A pesar de esto, no estamos fuerísima. La palabra es: pereza. Jóvenes Aunque Sobradamente Perezosos. Después de la X viene la Y. Pero eso no significa que conozca(mos) todo el abecedario de las updates tecnológicas. Sin embargo, vivimos orgullosos porque hemos superado la barrera de ir más allá del filtro con una vuelta a las extraescolares del Paint. Ahora subimos historietas. Ahora se espía y se likea menos. Ahora somos los watch dogs de Instagram con una miradita invisible desde la retaguardia. Ni que esto fuera Linkedin o la carrera por el Guiness del número de visitas en Tuenti.

No sé si quiero esto. A la vida hay que meterle un filtro. Si tienes un Instagram feo, hay que decírtelo. Ya sabemos que “maquilladas somos todas iguales” pero no nos gusta salir a cara lavada. No somos de ésas. Y ya que lo estamos petando con los chokers, las medias de rejilla y a punto de ver a los Kings Of Leon (por fin), no la vamos a pifiar cantando eso de: ¿qué pasará? ¿Qué historia habrá?

                                                                                    No.