salir-a-fumar

Fumar outside hace piña. O sales a fumar o te quedas fuera. En realidad, te quedarás dentro si eres fumador(a) pasivo. Checkearás tu móvil, mirarás orgullosa lo bien que te has pintado las uñas esa noche o hablarás (con suerte) con tus otros dos amigos (porque no serán más de dos y rezando para que no sean pareja) mientras minutas la salida de los consumidores de tabaco. Pero en verdad, estarás fuerísima. Tenlo claro.

El plan de salir a aspirar nicotina y compartir cigarrillos es el nuevo lubricante social. La cerveza o el café están más demodé que la propia palabra “demodé”. El tabaco vuelve a ser la nueva droga social. A este ritmo, un día de estos nos mandamos unos whatsapps para quedar y fumar(nos) unos pitis fuera. Ojo, en la ciudad. Porque en los pueblos es más que típico bajar a echarse uno. Pura terapia.

Ni la lluvia, ni futuros resfriados, ni que el grupo de al lado esté al quite de las conversaciones es motivo para aguantar más de media hora sin decir la frasecita: “Voy a fumar” o “salgo a fumar” y sin que el coro replique al unísono: “yo también”. Además, se sale a fumar en círculo. Sin frío. Sin la pretensión de marcarse un making friends pero…fumar y ligar todo es empezar. Solo querrás volver dentro para darle un trago a esa cerveza algo ya calentorra.

Todo surge en los bares. Las historias, las frases, las ideas, las miradas y . Puede que desde hace algún tiempo estén surgiendo también en las bocanas de los bares. Habrá que sacar libreta y boli junto con el paquete de Lucky.

Ya sabes: o te marcas un Peggy Olson y fumas para entrar en sociedad o serás un apátrida social. De lo contrario, nunca fumarás solo.